Vistas de página en total

viernes, 12 de agosto de 2011

La ciudad muerta.

Por fin he encontrado una fuente de electricidad, en la comisaria central de Palma todavía mal funciona la instalación eléctrica, y allí he podido he recargar la batería de mi portátil...
Por el día he descansado en las ruinas de la ciudad de Palma, la verdad es que las numerosas estirgas que campan a sus anchas por el día ni me molestan, aprovechan el brillante y caluroso sol de agosto, absorbiendo con ganas toda su energía, disfrutando de ella como si para ellas ese soleado día fuese una barra libre de comida rápida, yo descanso dormitando en alguna esquina toda la mañana, y después me muevo entre las ruinas, yendo por entre las ruinas, entre los lugares más sombríos, siempre atenta a que ninguna estirga me localice, ya que sino sería mujer muerta en segundos, vigilo sobretodo los garajes y sótanos, buscando algún coche que me permita huir de esta ciudad maldita, y hace cosa de tres días, tuve la gran suerte de encontrarme en un sótano, una puerta de un garaje privado cerrada, todo en aquel garaje estaba destrozado, reducido a chatarra por la ira y las garras de las estirgas, solo aquella puerta de chapa, cerrada con una gran candado de metal, estaba intacta, como ajena a toda aquella destrucción, sonreí satisfecha, por fin mis esfuerzos tenían un buen resultado, la puerta estaba cerrada, así que desenfundé mi pistola y rompí la cerradura con dos tiros, el sonido de los disparos no atrajo a ningún enemigo, por suerte, tras retirar los fragmentos del candado, levanté la puerta de liviano metal gris, y vi que allí había un pequeño garaje, en el cual se guardaba un precioso coche de colección, tapado con una lona gris, junto a miles de herramientas, se notaba que el propietario debía adorar ese cochazo de lujo, un Lexus LS, enorme y precioso, por el cual parecía que no había pasado el tiempo, revisé el lugar para buscar las llaves del coche, y estaban allí, satisfecha me subí al coche, pero al arrancarlo se fue toda mi felicidad, al ver que su deposito estaba casi vacío, parecía que otra vez el destino se volvía a reír de mi..., con el combustible que tenía no llegaría ha hacer ni diez kilómetros, mucho menos regresar a mi faro, junto a Brufa..., mi pequeña Brufa, que tanto me añoraría...
No me he rendido, yen estos días he buscado incansable día y noche mi necesaria gasolina, descansando en el garaje, tumbada en el cómodo asiento trasero del Lexus en las horas del atardecer y el alba, cuando las estirgas se mueven, mientras cogía fuerzas en ese asiento, que no es mi cama de Cala Rajada, pero mejor que dormir sobre cascotes mil veces..., también he aprovechado para limpiar un poco el garaje, he retirado de mi camino todos los cascotes y chatarra posible, creando un camino de salida al exterior, por el cual pienso irme de allí, nada más que encuentre mi codiciado combustible, y por fin, tras varios días y noches buscando la encontré, en la comisaria, allí había varios depósitos llenos, guardados en garrafas, además en la comisaria he podido recoger armas de fuego, municiones, y recargar la batería de mi portátil, justo cuando me disponía a salir de la comisaria le he vuelto a ver, a el extraño hombre con miembros de estirga, caminado seguido por ocho estirgas deformes y nerviosas, rápidamente me he escondido, por poco ese extraño ser no me ha visto, estoy segura que sigue mi rastro, y que no debo confiarme en él, se parece más a una estirga que a una persona, y que este rodeado de ellas, poco o ninguna confianza me merece....
Cuando esa cosa y su séquito de monstruos se han ido, he regresado a mi garaje, observando como todavía el sol brilla demasiado alto en el cielo, salir ahora con mi coche por las calles de Palma sería un suicidio, con todo esto lleno de miles de estirgas, así que ahora, tras llenar el deposito de mi nuevo coche, y planear que haré escribo, ojala que todo salga bien, y esta noche descanse en mi casita, en mi faro, junto a mi amada Brufa, la cual tanto me necesita...

No hay comentarios:

Publicar un comentario