Vistas de página en total

lunes, 1 de agosto de 2011

El caminante.

Las sombras del atardecer comienzan a caer, miro por la ventana y veo que las estirgas comenzar a guarecerse en sus cubiles a paso lento, pero hoy no miro por la ventana de mi refugio observando si alguna estirga viene a descansar en mi edificio, hoy observo mirando a ver si lo veo a él, a eso que no sé que nombre ponerle...
Anoche tras reponerme del ataque de las ratas, y de mis ideas de suicidio, me he ido despacio a investigar el edificio en ruinas, ese lugar estaba lleno de escombros y basura, me he colado en alguna de las casa y me he encontrado a estirgas dormitando, en esa especie de extraño sueño que tienen cuando la luz del sol no les da vida, un sueño silencioso, como si fuesen estatuas, las cuales si rozas o tacas reviven violentamente de su letargo, atacando a todo lo que se encuentran en su camino, gritando y despertando con sus alaridos a sus semejantes cercanos, peleando con rabia hasta la muerte.
Tras una hora de búsqueda, encontré un refugio en un piso de una pequeña azotea, no era un sitio bonito, pero tenía una puerta que cerrarse, no había estirgas ni alimañas, y me serviría para reponerme y curarme más a fondo las heridas de las ratas. Me quedé dormida absorta en mis pensamientos, y me despertó la luz del sol, la cual se colaba en la azotea con fuerza, me asomé por la ventana, y vi la plaza del escorxador, que era la misma plaza donde luché contra las ratas, llena de estirgas, las cuales absorbían en silencio la luz del sol, las horas pasaron, y no hubo ninguna novedad hasta que de repente, a eso de las 17 horas oí a las estirgas hacer un ruido muy extraño, era como un ulular, un canto tétrico y escalofriante, me asomé y vi que las estirgas se apartaban a los bordes de la plaza, mientras seguían con ese extraño cántico, entonces le vi, no sé lo que era, desde allí parecía una persona, una persona seguida por un grupo de ocho estirgas, las cuales parecían escoltarle, por lo menos tenía su silueta, un vuelco sacudió mi corazón, por fin otro superviviente, cogí mis prismáticos de mi mochila y vi que esa silueta humana, desde cerca poco de humano tenía, era una estirga, pero una estirga con raros de humano, dos brazos, dos piernas, una cabeza y un tórax, incluso rasgos particulares de humano, como barba, ojos humanos, pero en esa anatomía se veía rasgos aberrantes de estirga, el brazo izquierdo terminaba en vez de mano en garra, su boca era una deforme hilera de dientes, su piel parecía cuero...; el extraño ser caminó hasta el lugar donde yo había cenado, una vez allí miró a la lata de sardinas, y puso un gesto extraño en su rostro, luego dio un par de pasos, se agachó y recogió con su mano derecha el casquillo de una de mis balas, comenzó a olisquearlo, gruñó, y al momento las ocho estirgas que le seguían comenzaron a olfatear el aire nerviosas, buscando seguramente mi rastro, el misterioso hombre se levantó del suelo, y al momento las ocho estirgas se separaron y comenzaron a rastrear la zona, como si fuese sabuesos, durante una hora el hombre estuvo quieto, como las estirgas cuando toman el sol, tras la hora las ocho estirgas regresaron junto a su amo, por suerte no me habían encontrado, luego se fueron, y no les he visto más, sino tenía bastante problemas, ahora tengo esa cosa tras de mi..., ojala pronto me pueda ir de esta maldita ciudad, añoro mi faro y su seguridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario