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domingo, 13 de febrero de 2011

Rutina.

Hoy me he levantado tarde, como casi todos los días desde que comenzó toda esta maldita pesadilla, es raro el día que me levanto antes del mediodía, pero tampoco tengo ningún motivo para hacerlo antes, las estirgas son criaturas diurnas, nada más que el sol sale por el este, esos monstruos se arrastran de sus angostas guaridas, para luego ir caminando despacio, buscando lugares soleados, y allí quedarse todo el día quieto, mirando el sol, y girándose mientras el sol se desplaza por el cielo, como si fueran unos girasoles infernales y deformes, para cuando comenzaba a ocultarse el sol en el oeste, regresar a paso lento a sus cubiles, en los cuales pasaban toda la noche.
            Miré por la ventana de mi pequeño dormitorio, y allí estaban esas criaturas, distribuidas como estatuas alrededor del faro, y pensar que aquellos seres fueron humanos, pero ahora poco quedaba de humano en ellos, en esos monstruos inhumanos que se mezclaban extremidades de bestia e insecto, el que hoy estaba más cerca de mi faro, era un monstruo de casi dos metros, con piel verdosa, garras como de oso, en su cara se mezclaban sin orden rasgos de gato, lobo, humano y cerdo, y una espalda cubierta de escamas ásperas, como si fuera una serpiente mudando su piel; inmóvil miraba al mar, al azulado y soleado horizonte; cerca de esa estirga había tres más, las cuales miraban al mismo lado, todas ellas de forma diferente, todas ellas eran como puzzles creados por un loco, que hubiese forzado a entrar unas piezas con otras sin orden ni sentido, pero lo que me importaba no era ver a esos monstruos, ellos siempre estaban allí, lo importante era comprobar que los dispersores de agua seguían funcionando,  las estirgas no soportaban el contacto con el agua, una gota de agua era capaz de quemarles la piel como ácido, el agua era lo único capaz de acabar con esas cosas, o por lo menos de asustarlas y tenerlas lejos de mi hogar, alrededor del faro tengo colocados varios dispersores de agua, los cuales lanzan chorros de agua marina, que forman pequeñas nubes de agua las cuales mantienen alejadas a esas cosas, mientras forman pequeños y radiantes arco iris; por suerte para mi, el faro tenía como una especie de sistema por el cual, el farero tenía en su hogar un grifo del que brotaba agua de mar, supongo que ese grifo debía ser usado en otros tiempos, donde el agua potable era un bien escaso para el farero.
            Paso el día con calma, escuchando música, y cuidando a mi perro y a mi gato, mi única compañía, por el día no puedo hacer nada, o sería presa fácil de esas cosas, así que paso las horas escuchando música y leyendo, simplemente siendo una prisionera, pero cuando comienza a caer el alba, esas criaturas se van, se marchan a sus cubiles caminando despacio, como si en cada paso se les fuera toda la energía, en esas horas es cuando puedo salir de mi faro, para buscar comida, pero hoy no he salido, me he quedado descansando en mi hogar, viendo como las estrellas comenzaban a salir en el firmamento, mañana es un día muy importante.




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