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sábado, 19 de febrero de 2011

Tocando bajo la luz de la luna.

La luna llena de esta noche es preciosa, recuerdo que de pequeña le hablaba, y ahora tocó mi guitarra, teniéndola como público junto a las estrellas y a mi fiel perra Brufa,  y bueno, de vez en cuanto a mi gato, le llamo Raspas, pero nunca obedece por su nombre y sólo pasea por el faro, dejándose acariciar cuando se le antoja y desapareciendo a veces incluso semanas, para luego regresar con indiferencia al faro.
            Hoy ha sido otro día rutinario, me he pasado horas escuchando música y terminado de leer mi libro, esperando a que cayera la noche, en el mismo momento que las estirgas comenzaban a marcharse a sus refugios, me he ido a revisar los cepos y lazos que tengo colocados alrededor del faro, y he tenido suerte, habían caído dos liebres, unos animales delgados y llenos de pulgas, pero nutritivos, luego he bajado deprisa hasta el cercano puerto, donde he revisado un par de cañas que tengo para ver si pica algún pez, por suerte habían picado durante el día, el pez se notaba que llevaba muerto algunas horas, y que otros peces habían empezado a comérselo, pero quedaba bastante como para hacer un buen guiso al horno con él, entonces la primera estrella de la noche surgió en el firmamento, ya no tenía nada más que hacer, y allí sólo estaba expuesta a peligros innecesarios, así que he regresado lo más deprisa y silenciosamente posible a mi hogar, guiada por la luz del faro y la luna, las cuales iluminaban mi camino.
La comida que he logrado hoy, junto con la comida que he conseguido en Manacor, hace que tenga la despensa bien llena, ojala que siga así mucho tiempo.

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